(Pilar Fernández. Miembro del Comité Ambiental) Este domingo, una pequeña comisión del Comité Ambiental del Centro visitó en su casa a “la mujer más verde del sur de Bogotá”.

verde1Martha Torres nos recibió con mucho entusiasmo y nos abrió las puertas de su casa para explicarnos cómo se las ingenia para cuidar el medio ambiente y dejar la mínima huella de carbono posible.

Lo primero que nos llamó la atención nada más llegar fue la huerta que se impone enfrente de su casa, en medio de la calle, como un pequeño jardín urbano. Se trataba de una zona con pasto que los vecinos a veces utilizaban como vertedero. Ella, con ayuda de su familia, lo restauró, a golpe de azada y con mucho compost, y lo transformó en un pedacito de edén. Solo utiliza un fungicida natural, que elabora fermentando la planta de tabaco. Combina magistralmente hierbas aromáticas con flores y plantas ornamentales, y hortalizas: pepino de guiso, moras, hierbabuena, cilantro, lulo, araucaria, ahuyama, ruda, cerezos, planta de café, apio, sándalo, pimiento…conviven creando un espacio armonioso en la vía pública. Los vecinos disfrutan de los regalos agrícolas de Martha, y destacan las cualidades organolépticas del apio cultivado sin químicos.

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Martha ha inventado e instalado ella misma todo un sistema de captación de aguas pluviales y de reutilización de aguas residuales procedentes del lavado de ropa, que realiza a mano, y del lavamanos, que canaliza hacia la cisterna del inodoro. Aplica un proceso de potabilización del agua recolectada, que oxigena y alcaliniza en una pequeña piscina jacuzzi. Separa el agua potable, que utiliza solo para cocina y el agua no potable, que destina a otros usos. Tiene muy claro que es un enorme desperdicio utilizar el agua potable para la higiene.

Ella se define como “cositera”, es decir, es una persona que aprecia el valor de las cosas, que recupera y reutiliza para fabricar nuevos objetos. Destaca por su inventiva, y creatividad y su habilidad manual. Considera que cuidar el medio ambiente no está reñido con tener una buena calidad de vida y que no implica perder comodidades. Para calentar el agua que utiliza en el baño dispone de un sistema de mangueras, de color negro para que se calienten con mayor eficacia, dispuestas debajo de la lona que cubre su techo a modo de invernadero, las cuales captan el calor y lo transmiten al agua que circula por ellas. Con estos procedimientos, Martha no deja escapar ni la energía ni la materia que pasa por su casa, en forma de calor y de agua.

Para no desperdiciar esta valiosa agua de lluvia pone mucho cuidado en lavar la loza, de forma que lo que está más sucio no se mezcle con lo que no tiene tanta suciedad, ya que esto implicaría un mayor consumo de agua y detergente. A Martha, la acompañan y apoyan en su proyecto, su marido y sus hijos, y cuenta con la compañía de un pato y un perro. Martha sigue soñando con un mundo mejor, más verde, y no para de gestar ideas que contribuyan a ello. Sabe que es posible inventar “una lámpara que traslade la luz solar en tiempo real al interior de sótanos o viviendas sin ventanas”

En este proceso de crecimiento hacia una casa más sostenible y con menor impacto ambiental ha llegado a la conclusión de que todo es posible simplemente “cambiando el modo de hacer las cosas”.